TRATAMIENTOS RECOMENDADOS
La superficie tratada y el objetivo del tratamiento varía de una explotación a otra dependiendo principalmente del estado fenológico del cultivo y de las condiciones de desarrollo de la plaga.
En este último mes no se han registrado nuevos tratamientos debido a que la mayoría de las parcelas ya están cosechadas o pendientes de cosecha, pero en todo caso en estado fenológico de “cosecha”.
Actualmente se están realizando labores de recolección y labores postcosecha (fangueo).
Posteriormente tendrá lugar el secado y almacenamiento.
Para establecer los umbrales de tratamiento y así decidir el momento de aplicación de cualquier tratamiento se regirá la decisión a tomar por el dictamen de los técnicos de API .
Los tratamientos aéreos se realizarán EXCLUSIVAMENTE CON LOS PRODUCTOS AUTORIZADOS PARA P.I. EN ARROZ (ANEXOS 2-3) y siguiendo las condiciones establecidas en el plan de aplicación (solicitud de aplicación aérea de productos fitosanitarios y plan de aplicación presentado por la API de arroz ASAJA Cádiz) aprobado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, además de los condicionamientos generales y específicos establecidos en la Ficha Técnica de cada producto comercial.
Con carácter previo a la realización de cualquier tratamiento aéreo y con antelación mínima de 72 horas se deberá avisar vía telefónica al Técnico API responsable de la explotación para poner en marcha el procedimiento establecido para aviso de aplicaciones aéreas.
LABORES
RECOLECCIÓN
Antes de comenzar la recolección, la lámina de agua se disminuye a 3 cm aproximadamente. La recolección es la siega del grano una vez maduro. Se realiza por medio de cosechadoras convencionales, a las que se adaptan ruedas de oruga para facilitar su movimiento a través del barro. En los últimos años, se está implantando el método de esparcir los pastos para fanguearlos a continuación en lugar de realizar la quema ( esta práctica se realiza para eliminar puestas de plagas e inóculos de hongos que quedan en los restos de cosecha).
El grano para cosecha debe estar entre 18-22º de humedad.
QUEMA DE RESTOS VEGETALES
El quemado de la paja es un método sencillo, aunque cada vez menos acorde con los métodos de producción más respetuosos con el medio ambiente, que tratan de excluirlo. El fuego destruye directamente un porcentaje importante de formas invernantes de ciertas plagas, enfermedades y semillas de malas hierbas. Destruir buena parte de la paja disminuye la probabilidad de formación de ácidos y gases tóxicos, la de proliferación de algas y, además, facilita la ejecución de las labores preparatorias del terreno para la próxima campaña. Uno de los gases perjudiciales emitidos durante la fermentación de la paja es el metano, que se acumula en la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero. Al quemar la paja se desaprovecha una fuente de materia orgánica, la cual mejora la estructura del suelo y lo enriquece en ciertos elementos minerales.
Además, el quemado provoca contaminación por humos. El número de partículas contaminantes de humo puede reducirse si se procura, dentro de lo posible, propagar el fuego en dirección contraria a la del viento. Dado que la cosecha suele tener lugar a principios o mediados de octubre, a finales de noviembre los cordones de paja ya han sido parcialmente desbaratados por el viento y hundidos por la lluvia, lo que imposibilita o dificulta enormemente su quemado. Excepcionalmente, debido a la incidencia de algunas enfermedades que hibernan en la paja, la Administración permite la quema del “pasto” (rastrojo + paja), en cuyo caso la operación se efectúa pocos días después de la recolección, cuando el pasto estén lo suficientemente seco, prendiendo los cordones con una antorcha de aceite o gasoil y aprovechando los vientos que la faciliten. Al día siguiente se suelen repasar los cordones o “líneos” que no se quemaron completamente por estar cortados por las rodadas de la cosechadora.
FANGUEO
Se realice quemado o incorporación de la paja, los restos de cosecha se incorporan al terreno mediante la labor de fangueo, que se lleva a cabo mediante un tractor provisto de ruedas de hierro, que en su eje trasero tienen forma cilíndrica a modo de reja o jaula. El fangueo se puede realizar “a media rueda”, si se pasa dos veces por el mismo sitio (quedando el pasto completamente enterrado), o bien “a toda rueda”, en caso de pasar sólo una vez (quedando parte del pasto semienterrado). Conviene desaguar la tabla dos o tres días antes de la labor de fangueo para facilitar el enterrado de los restos de cosecha. Tras la incorporación, muchos agricultores inundan la parcela (para dejarla en estas condiciones hasta primeros de año), lo que disminuye la cantidad de hierba a labrar para preparar la siembra. Dejar la tabla seca obliga normalmente a dar un pase previo, adicional, de grada para triturar y enterrar las malas hierbas o bien tratarlas con herbicidas de acción total.
Si se incorporan los restos de cosecha (paja picada + rastrojo), en vez de quemarlos, es conveniente hacerlo lo antes posible, ya que para favorecer su descomposición se requiere un buen contacto con el suelo, temperaturas moderadas así como suficiente humedad y tiempo a fin de que los microorganismos lleven a cabo los procesos fermentativos. La incorporación temprana reduce igualmente los problemas derivados de la inmovilización del nitrógeno.
SECADO Y ALMACENAMIENTO
El arroz cosechado debe ser limpiado y secado antes de proceder a su almacenamiento.
Posteriormente será procesado industrialmente en los llamados molinos arroceros.
La recolección es generalmente más rápida que el proceso de limpieza y secado, lo que obliga a un almacenamiento provisional del grano hasta que se traslade al secadero. El arroz procedente de la cosechadora, a veces con alta humedad, suele pasar por un almacén dotado de “granifrigo” (si bien este período debe ser lo más corto posible) para luego ser enviado de forma gradual al secadero, previa limpieza, y finalmente retornar para ser almacenado en buenas condiciones de conservación.
Los secaderos mecánicos son columnas compuestas por cajas modulares en las que el arroz va cayendo desde la parte superior y va reduciendo su humedad merced a una corriente de aire caliente que circula en sentido contrario. Para calentar el aire se suelen emplear quemadores de gasoil. La temperatura de la corriente no debe sobrepasar los 55º C (en el secado de grano para semilla no suelen superarse los 40º C) con objeto de evitar la rápida desecación del grano y un excesivo gradiente térmico, que incrementarían el riesgo de roturas. Por esta razón el secado suele efectuarse en dos etapas con un período de reposo intermedio. El grano de arroz, al calentarse, desprende humedad. Al elevarse la temperatura del aire se reduce su humedad relativa, y, por lo tanto, se incrementa su capacidad de absorber agua. Conforme avanza el proceso de secado el aire se va saturando con la humedad desprendida por el grano y disminuye su temperatura (por el contacto con el arroz enfriado), siendo necesario reemplazarlo por otro más caliente y seco mediante el empleo de ventiladores.
La desinsectación del almacén debe realizarse de 4 a 6 semanas antes de la introducción del grano, siendo poco recomendable hacerlo con menos de 3 semanas de antelación.
Dado que algunas plagas de almacén están desarrollando resistencia a los insecticidas, conviene asegurarse de que el tratamiento se aplique a la dosis adecuada (ni superior ni inferior a la recomendada), evitando que sobrevivan individuos, así como la aplicación de dosis excesivas, procurando además alternar las materias activas utilizadas en cada aplicación.
Para cualquier consulta puedes ponerte en contacto con el técnico de Producción Integrada de ASAJA Cádiz.