Asaja-Cádiz se suma a la reclamación que Asaja-Nacional hace al Gobierno para conseguir medidas urgentes que palíen la subida de precio de los carburantes
En plena campaña de siembra, la escalada de precios del petróleo está provocando que los costes de producción del sector agrario se estén disparando como consecuencia fundamentalmente de las subidas de precios del gasóleo agrícola y los fertilizantes. Esto está haciendo mella en las economías de las explotaciones agrarias que en buena parte arrastran los desequilibrios de una mala campaña de precios. Por eso, Asaja-Cádiz se suma a la reclamación que hace Asaja-Nacional al Gobierno para conseguir medidas urgentes destinadas a paliar la falta de rentabilidad de muchas explotaciones que afrontan una nueva campaña con graves problemas de liquidez.
El aumento desmesurado del precio del gasóleo afecta en general a todos los bolsillos, pero tiene una incidencia especial en aquellos sectores en los que es difícil trasladar estos incrementos al precio del producto. Este es el caso del sector agrario, donde por las condiciones específicas de formación de los precios, los agricultores y ganaderos no pueden repercutir las subidas de los costes de producción en el precio de venta de sus productos.
Datos a tener en cuenta
Así, en plena campaña de siembra, tenemos que el precio del gasóleo B se sitúa hoy en 0,975 €/l , cada vez más cerca de su máximo histórico de 1,12 €/l alcanzado en 2012. La subida del gasóleo ha sido muy grande a lo largo del año y esto influye de forma directa en las cuentas de la explotación. Según los cálculos de Asaja respecto a otoño de 2017, año en el que los costes de producción ya eran altos, el precio del carburante se ha elevado en lo que va de año en torno a un 42 por ciento y las cotizaciones de los últimos días nos indican que siguen al alza. Para una explotación de unas 200 hectáreas de secano estaríamos hablando unos 8.300 euros de costes de gasóleo y otros 21.600 de abono, lo que supone más de 3.500 euros de diferencia con respecto al pasado año.
Si bien es cierto que el gasóleo que utilizan los agricultores y ganaderos (gasóleo B) está bonificado gracias a la devolución parcial del Impuesto especial de Hidrocarburos aprobada en 2010 (se devolvían 78 euros por cada 1000 litros consumidos) tenemos que recordar que este reembolso parcial se ha reducido en 15 euros con la modificación de la Ley de Impuestos Especiales que entró en vigor en julio de 2017, quedando la devolución del impuesto en 63 euros por cada 1.000 litros consumidos.
Con el fin de compensar la situación actual de las subidas del gasóleo agrícola Asaja vuelve a solicitar de nuevo una reducción de la factura del gasóleo del 35 % y del 15% en los plásticos y fertilizantes en el IRPF, medidas que se implantaron en los años de mayores subidas del precio de los carburantes y que fueron muy efectivas para nuestros agricultores.